Sallent de Gállego (Huesca), 8 jul (EFE).- El cantautor argentino León Gieco ha sacado a pasear su prosa realista y comprometida en la primera jornada del Festival Pirineos-Sur, una cita que llega a su XIX edición con un cartel consagrado a conmemorar el bicentenario de las independencias latinoamericanas.
Unos 300 espectadores se dieron cita en el auditorio de Lanuza para recibir a Gieco, un tipo de ideas nobles que ha dedicado su carrera a criticar todo aquello que le chirriaba, ya fuera la dictadura de Jorge Videla, las actuaciones policiales excesivas o la simple insistencia del ser humano en hacerse la puñeta.
"Este año cumplo cuarenta sobre los escenarios; ¿cómo piensan que se puede resumir una carrera de cuatro décadas en tan sólo una hora?", se preguntó el músico de forma retórica antes de atacar la primera composición de la velada, "El fantasma de Canterville".
El público no vaciló en acompañar al guitarrista santafesino durante la interpretación de "En el país de la libertad", seguida de otros grandes himnos como "Todos los caballos blancos", "La mamá de Jimmy" o "Malas condiciones".
Llegados a la década de los ochenta, el cantante y guitarrista se zambulló en uno de sus discos más celebrados, "De Ushuaia a La Quiaca", del que extrajo piezas que ya forman parte indispensable de su discografía, caso de "Canción para Carito", "Cachito campeón de Corrientes" y "Kilómetro 11".
Dedicada a "todos los inmigrantes argentinos que no tienen papeles de residencia", "De igual a igual" precedió a la interpretación de "Bandidos rurales", "Ãdolo de los quemados" y "Ojo con los Orozco".
"Esta se la dedicamos a Charly García, que siempre compuso más canciones, más bonitas, y siempre consumió más que nosotros", bromeó Gieco antes de cerrar su actuación con "Sólo le pido a Dios", ese canto pacifista que en España popularizó Ana Belén.
De carácter más grave y severo, la actuación de Gieco dio paso al ritmo desenfadado que propusieron Los Amigos Invisibles, un ameno grupo venezolano que ha sabido aunar la salsa y el merengue propios de su país con el toque más actual de la música dance.
Una introducción irresistible mostró el camino que estos saltimbanquis enloquecidos iban a transitar durante sus noventa minutos sobre el escenario. "Esperamos que estén dispuestos a divertirse, porque tenemos varios sorpresas preparadas", anunció el vocalista y líder de la formación, Julio Briceño.
"Sexy", "Qué rico", "Amor" o "Caliente" abrieron la descarga energética de una música que, más allá del componente humorístico de sus letras, destaca por una calidad instrumental asentada en la combinación de guitarras eléctricas, bajo, batería, teclados y percusiones varias.
Empeñados en que la vis cómica no se bajara del escenario, Los Amigos Invisibles dieron cuenta de la crisis económica mundial con "Esto es lo que hay", que dio paso a la chulería de esa "Burrundanga" de brillante intensidad sonora.
El sabor más funky hizo su puesta en escena con "Sueño erótico" y "Plastic woman", un tema con el que se homenajeó a "todas las mujeres que abusan de la cirugía plástica y acaban pareciendo cuadros de Picasso".
Con un gusto indiscutible por las canciones largas, esas que se van desenrollando como serpentinas y siempre esconden algún detalle inesperado, Los Amigos Invisibles confesaron sus amoríos en "Viviré por tí", para luego matar de risa a todo bicho viviente con su provocadora "Disco anal".
El fin de fiesta corrió a cargo de un hilarante popurrí en el que se entremezclaron hasta tres canciones diferentes: "Lo que me haces tú", "Merengue killa" y "El sobón".
Cumplida con nota la primera jornada, Pirineos-Sur afronta mañana, viernes, su segundo envite con los conciertos de la banda argentina Estelares y de la formación mexicana Molotov.