Tenía pendiente esta entrada desde hace tanto tiempo... (de hecho, me habían pedido la traducción de "7 Simple Ways To Say No" de Celestine Chua). Pero una conversación mantenida esta semana ha servido como catalizador del proceso .
Hablando con una persona a la que no conozco desde hace mucho, me ha sorprendido la radiografía tan exacta que ha sacado de mí. Me ha adjudicado el don de la asertividad pero con una carencia: no saber decir que NO. Es algo que tengo asumido… ¡pero que quiero cambiar!
Hay días en los que es desesperante mirar tu correo electrónico. Muchas peticiones de ayuda, que estarías encantada de resolver, pero que requieren su tiempo, un bien que escasea precisamente por el círculo vicioso en el que me veo inmersa. En Aprendices hemos dicho (a veces medio en broma, a veces medio en serio) que tenemos que hacer un taller sobre esto.
Pudiera parecer que decir que sí a todo y a todos es positivo porque estamos contentando a las personas con las que nos relacionamos. Pero igual obtenemos el efecto contrario: frustración por terminar haciendo algo que realmente no queríamos hacer; no llegar a todo lo comprometido, sumando por tanto más frustración y ofreciendo una pésima imagen (y fallando a los que nos importan).
Las razones de esa parálisis a la hora de decir que NO pueden ser varias y las hay de todos los colores:
Si os sentís identificados con alguno de los puntos anteriormente expuestos, vosotros también sois unos “traperos del NO”. Así que hagamos juntos la terapia. Repetid conmigo:
“Me gustaría poder ayudarte, pero me resulta imposible”.
“No soy la persona más apropiada para esto. Si quieres, te puedo dar el nombre de…”.
“Ahora mismo no cuento con el tiempo suficiente para llevar a cabo eso y a mí me gusta comprometerme al 100%”.
Y sin duda, mi favorita, una frase mítica de Phoebe en la serie Friends:
“Me encantaría, pero no me apetece”.
Tras releer el post completo unas cuantas veces, me he dado cuenta que he usado un montón la palabra NO. ¿Será que ya estoy aprendiendo…?