Ser blogger es una profesión. Sí, aunque aún exista mucha gente que no lo crea -un saludo al tipo de Hacienda que me hizo explicárselo ocho veces- el blogging es una actividad que demanda profesionalismo, disciplina y trabajo arduo. Ser un buen blogger poco tiene que ver con hacer dinero: es una actividad que te permite expresar lo que piensas y publicarlo sin necesidad de pasar por ningún filtro.
Se escribe por inspiración, por compromiso, por gusto. Y, ¿por qué no?, puedes ser una gran manera de ganarse la vida.
Muchas veces no sabemos cómo iniciar. Yo empecé en 2004, armado de una bitácora personal. El único secreto infalible que conozco es la constancia, pero en este tiempo, he aprendido algunos trucos que podrían ayudarte si quieres abrirte un blog o revivir ése que hace meses no utilizas. He aquí un decálogo de consejos que pueden ser de mucha utilidad:
1. Define horarios
Es importante que te pongas, de inicio, un horario en el que vas a actualizar. Por ejemplo, yo escribo como mi primera actividad del día. Despierta alrededor de las siete de la mañana, enciendo el ordenador, y con la mente fresca, escribo uno o dos artículos. Durante un tiempo fue mi rutina nocturna, escribiendo desde las 11 de la noche y hasta que el cuerpo aguante. Hay quienes la tarde les funciona mejor, o le dan al teclado un rato en el descanso en la oficina. Es una cuestión de disciplinarte.
2. Define un ritmo
¿Cada cuánto quieres publicar? Cuando iniciaba, a mí me tomó bastante tiempo acostumbrarme a escribir una vez al día. Ahora soy capaz de hacer cuatro o cinco, dependiendo el ánimo o la demanda de información. Puedes iniciar publicando un par de veces a la semana como base. Es decir, comprometerte contigo (y con los lectores) a que publicarás por lo menos en determinados días. Si te asalta la inspiración, ¡pues adelante! Lo importante es tener un ritmo mínimo para no abandonar tu blog.
3. Define sobre qué quieres escribir
¿Qué temas quieres tocar en tu blog? Empieza por explorar los temas que te apasionan. Hay de todo: fútbol, tecnología, política. Si no quieres encasillarte, arma un blog misceláneo; al final, te darás cuenta que tienes ciertos tópicos predilectos que le irán dando una identidad a tu sitio. Incluso, si sólo quieres usarlo como bitácora personal, es una experiencia enriquecedor tanto para tí como para tus lectores.
4. Define un tono para escribir
También es importante que sepas en qué tono quieres escribirle a tu audiencia. Hay quienes disfrutan de ser más impersonales, dándole más protagonismo a la información; mientras que otros son enteramente subjetivos y gustan de plasmar su sello en todos lados. Decide qué tipo de lenguaje quieres usar, que tan coloquial o serio quiere ser. A veces sale sobre la marcha, pero ayuda mucho tener la idea desde el inicio.
5. Busca un lugar cómodo
Es muy difícil escribir en ciertos lugares. Hay quienes no pueden concentrarse si hay demasiado ruido, y a otros los afecta estar demasiado cómodos. Búscate un espacio que te agrade para soltarte a escribir. A mí me funcionan bien las cafeterías, pues puedo tomar algo mientras me pongo a bloguear. La atmósfera es importante: si de plano quieres aislarte mientras escribes, ponte los audífonos, olvídate del mundo ¡y a darle!
6. Explora alternativas
Abrir un blog es como tener una mascota: hay que cuidarlo, mimarlo y darle atención. Si no, se muere. El blog es sólo una plataforma para poner tus ideas; ergo, hay muchas opciones más. Hay quienes se desenvuelven mejor en Twitter, dejando salir sus pensamientos en pequeñas cápsulas. Otros apuestan más por un tumblog, pues les permite compartir imágenes, pensamientos, citas y otros textos de manera más sintética. Si de plano eres muy esporádico, las notas de Facebook son una gran alternativa, pues no tienes que mantener un sitio per se, pero tienes un espacio donde publicar tus ideas.
7. ¡No te desesperes!
Este punto es muy importante. No te van a llegar mil lectores de golpe. Yo recuerdo la primera vez que tuve como cien visitas y casi lloro de la emoción. Las cifras son lo menos. Se trata de lectores, no de rating. Se trata de participación, no de popularidad. Los lectores inician en un círculo muy cercano: amigos, familiares; y se va ampliando conforme le vamos haciendo eco a nuestro sitio. Sin embargo, deja que tu blog hable por sí mismo. Si lo mantienes con constancia y calidad, el tiempo hará su trabajo.
8. Hazle caso a los lectores (pero no los tomes a pecho)
Oh, los lectores. A ellos nos debemos. Quien diga que no escribe para otros, ¿entonces por qué publica? Poco a poco, un blog se hace de sus feligreses, sus seguidores constantes y sus detractores. Préstale atención a cada uno, atiende sus sugerencias, retroalimenta sus comentarios, pero no los tomes a pecho. Recuerdo cuando inicié en ALT1040, hace casi año y medio, que había veces que me exasperaba por algunos troleos. Con el tiempo, se aprende a dimensionar cada comentario, valorar las críticas, minimizar los halagos y, sobre todo, hacer oídos sordos de los trols.
9. Sé responsable de lo que dices
Recuerda que nunca debes decir en Internet lo que no dirías de frente. Es una regla básica. Hay veces que un blog puede darte una falsa noción de invulnerabilidad. No, el blog no es un escudo en el que puedas ocultarte. Lo que escribes tiene repercusión fuera de Internet, así que sé responsable con tus palabras. No confundas la crítica con el insulto ni la denuncia con el vituperio. os blogs, además del alcance, influyen en el criterio de la gente que nos lee. Es una responsabilidad grande. Un blog puede ser una excelente plataforma para hacerle frente a muchas personas, pero recuerda que cada palabra tiene consecuencias.
10. Intégralo a tu vida cotidiana
Un blog es una ventana maravillosa. Yo he obtenido trabajos u ofertas para escribir gracias a mis textos. He conocido a buenos amigos y a grandes personas a través de esos espacios. Cada entrada que dejas en tu blog es una botella que arrojas al mar. No sabemos quién puede leerlo, y eso es lo más grandioso. Permite que ser blogger sea parte de tu vida. Buena parte de la visión ingenua del blog como un mero pasatiempo es que no le damos la seriedad que debe. Así que difunde tu espacio, presúmelo. Así, cuando te toque ir a Hacienda y te pregunten a qué te dedicas, no te miren con cara de bicho raro.