Lo suponíamos desde hace tiempo, desde el intento de Wave de captar el creciente interés organizacional por la creación, mantenimiento y dinamización de comunidades: Facebook entraría pronto en escena.
Conversaciones focalizadas y colaboración en grupos para proporcionar una experiencia muy distinta de la vieja de Facebook de broadcast indiferenciado.
Planear eventos,trabajar con grupos de noticias, usar los grupos como herramientas de planificación, de gestión de proyectos o, lo que más nos interesa, de creación de comunidades, el objetivo es, entre otros, mejorar su imagen, alejarla en cierto grado de lo lúdico, mejorar su continuidad en nuestras vidas más allá de la adolescencia (ayer twiteaba un curioso estudio que decía que un 5% de los niños no nacidos todavía estaba ya en Facebook ).
También cumplen el objetivo de mejorar su imagen en cuanto a privacidad. Desde este último punto de vista FB mejora la ya existente posibilidad de clasificar contactos y compartir con grupos específicos, definidos por el usuario, contenidos concretos. Era una característica que “solo usaban un 5 por ciento” de los miembros de la red social y que necesitaba la actual reinvención.
“Cada situación a la hora de compartir información es diferente, hay veces que es sólo para la familia, otras para los amigos o los compañeros de trabajo, no con todos tus contactos a la vez. Mucha gente quiere compartir solo con pequeños grupos de entre sus amigos”, decía Zuckerberg, que parece dotar de algo de sentido común al tema de la Sociedad de la transparencia que nos anunciaba en otros tiempos.
Más comunidades que listas de Twitter
“La gente no quiere hacer listas”, comenta también, ofreciendo soluciones automáticas, algoritmos que parecen predecirlas de forma automática antes de nuestra intervención.
Pensados para ser reducidos, los grupos de FB reúnen varias características más de lo que típicamente entendemos por comunidad:
-Reducir el ruido, ofrecer experiencias de comunicación más contextualizada.
-Facilitar el seguimiento del trabajo colaborativo mediante alertas automáticas que hacen más fácil el seguimiento de los temas alredededor del objeto social o la aportación de contenidos por parte de los usuarios a la comunidad.
-Podemos crear un grupo, añadir amigos, enviarles actualizaciones por email, chat de grupo (hasta 250 usuarios), editar documentos (integración con el docs de Microsoft, el sistema de edición online de documentos alternativo a Gdocs) e incluso organizar videoconferencias síncronas gracias a su reciente integración con Skype.
Existen 3 posibilidades para grupos. En el último caso anuncian el éxito que la nueva característica puede tener entre gestores de comunidades:
En fin… que Facebook, madurando al ritmo de Zuckerberg parece apostar por el trabajo colaborativo, la construcción colectiva de conocimiento en educación.
La noticia, entre las más importantes de la semana indica todavía más oportunidades, más relevancia para la profesión de Community Manager (o “Facilitator”).
También significa, después del vacío dejado por el cierre de Ning, nuevas oportunidades para el uso de redes sociales educativas, reabriendo en este caso el viejo debate sobre la utilidad de Facebook, el entorno en el que niños y adolescentes habitan de forma ya natural, en educación.
Sea como sea, anuncio ya que profundizaré en el tema y lo incoporaré al curso de la Escuela Virtual de Otoño de Espiral Web social, redes sociales y comunidades de aprendizaje: creación y dinamización, más que nada porque creo que se trata de algo importante en cuanto a la formación de la participación que muchos/as defendemos ya.
En definitiva, participación… pero más organizada
Me gustaría cerrar el tema con un par de reflexiones, surgidas de debates actuales en la web: ¿Podemos pensar a partir de las redes sociales, de los lazos débiles que potencian, en revoluciones sociales comparables a las de otros tiempos?
Se trata del debate entre un nuevo tecno-pesimista, Malcolm Gladwell (Small Change: Why the revolution will not be tweeted) ygente como David Helfenbein o Kevin Driscoll, al que me gustaría, a raíz del giro hacia la organización de lo social de Facebook, aportar algún matiz: quizás necesitábamos precisamente lo que ahora nos ofrece Facebook a nivel “mainstream” (para todos): espacios que nos organicen más fácilmente.
Quizás del trabajo colaborativo en los grupos de Facebook y no sólo de la adhesión de sus fans o del poder de difusión viral de twitter puedan surgir realmente iniciativas organizadas, capaces no sólo de denunciar sino también de cambiar las cosas.
Aumenta sin duda, con permiso de Shirky, un “poder de la organización sin organizaciones” que a pesar de venir de las manos de Facebook, siempre es bienvenido.